Ivan Petrella
Soy director de cultura y patrimonio de la Fundación Bunge y Born donde lidero proyectos que buscan mejorar la cultura democrática (la democracia no son solo las instituciones políticas, son también hábitos, valores y conductas) recuperar historias y memorias relegadas, y desarrollar la intersección creativa entre arte y tecnología. Además soy investigador del Edmund J. Safra Centro de Ética y del Berkman Klein Centro de Internet y Sociedad, ambas de la Universidad de Harvard, y presido el comité de ética e inteligencia artificial de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. En estos roles trabajo sobre uno de los temas más candentes de nuestra época: el impacto de la disrupción tecnológica en nuestras vidas. La inteligencia artificial, la edición genética y la biotecnología van a cambiar la forma de vivir y de pensar, nuestra comprensión de la sociedad y relación con la naturaleza, incluso nuestra ética y humanidad. Tenemos que entender la dirección que está tomando la tecnología y prepararnos para los retos que nos esperan.
Siempre busqué tener una mirada amplia sobre los temas que me interesan—soy de los que prefieren mirar el bosque que a los árboles. Tal vez por eso, a pesar de ser agnóstico, me doctoré en Religión y Derecho de la Universidad de Harvard. No hay visión más amplia de la humanidad que la que proponen, cada uno a su manera, las distintas religiones del mundo. También me licencié en Relaciones Internacionales de la Universidad de Georgetown.
Fui profesor en la Universidad de Miami en Estados Unidos—tenía una catedra vitalicia, lo que allá llaman “tenure”—a la cual renuncié para volver a la Argentina y meterme en política. Mis colegas y amigos profesionales pensaban que había enloquecido, ya que lograr “tenure” es por lo que trabajan todos los académicos (entre otras cosas es empleo de por vida), pero yo tenia claro que quería trabajar por mi país.
La política es absolutamente maravillosa e infinitamente frustrante al mismo tiempo. Es maravillosa porque uno es parte de un proyecto colectivo de transformación y porque cada cambio que generas, cada persona que ayudas, genera una satisfacción difícil de describir. Es frustrante porque lograr cambios es tremendamente lento y difícil, muchas veces por errores y limitaciones propias, y otras porque te cruzas con personas y grupos que al beneficiarse del status quo ponen obstáculos en el camino.
Mi último cargo político fue como Director de Argentina 2030, la mesa de pensamiento de largo plazo del Presidente en la Casa Rosada. Un trabajo soñado. Ahí lideré discusiones a nivel del Presidente y del gabinete sobre el futuro de la producción de alimentos, el futuro del empleo, el auge del populismo, el futuro de la educación, y el impacto de la inteligencia artificial, entre otros temas. Está claro que mi interés por las consecuencias de la disrupción tecnológica nace por todo lo que aprendí ejerciendo esa función.
Antes fui Secretario de Integración Federal y Cooperación Internacional del Ministerio de Cultura. Ahí me enfoqué en otro de los temas que me apasionan—la democracia. Estoy convencido de que en este mundo polarizado hace falta poner la idea de la “cultura democrática” en el centro de nuestro pensamiento y actuar político. La democracia no es solamente un sistema político, es también una serie de valores, actitudes y conductas sin los cuales las instituciones no funcionan.
Me encanta enseñar, dar charlas, escribir. Brindo conferencias sobre todo lo que tiene que ver con tecnología y el futuro (por ejemplo, el futuro de la educación, del trabajo, de la ética, de la política), religiones y su impacto en mundo y en nuestras vidas, y cómo fortalecer la democracia, mejorar la política y lograr cambiar cosas para bien. Soy autor de varios libros sobre filosofía, religión y política en ingles y en español y publico notas de opinión en los principales medios argentinos.
Podes escribirme a ipetrella@yahoo.com o mandarme un DM vía Twitter a @ipetrella